Ahora nos reímos…por eso de vivir con mente positiva, de seguir buscándole el lado chistoso a las putadas.Nos hemos reído cuando Rosa nos contaba cómo le subieron la autoestima sacándole tantas fotos; de rostro, de cuerpo, de lado, de frente, y de repente, sin tiempo para retocar el maquillaje.También cuando nos decía que “puro hueso de pollo con tortillas podridas” les habían dado para cenar, y que no sabía cómo no se había atragantado todavía nadie en ese “pinche lugar”; cuando recordaba lo fresquito que había dormido, tirada en el suelo; o cuando bromeaba sobre el hecho de que a todas las chicas les había bajado la regla, seguramente por el susto…En fin; lo que os decía, el lado chistoso de una putada que para nosotras, afortunadamente, no ha tenido mayores consecuencias.Una putada llamada “operativo”. Sí, esas fantasmadas que de vez en cuando se pegan los cuerpos de seguridad, y que por algún extraño motivo siempre tienen a las mismas personas como chivos expiatorios. Chivas, mejor dicho; y nada que ver con el Chivas de Guadalajara que tiene alienada a la mitad de la población mexicana.
A lo que iba; un operativo como tantos otros que, bajo el falso pretexto de luchar contra el tráfico y la explotación sexual de las mujeres, lo que buscan es detener al mayor número posible de “indocumentadas” para garantizarse y garantizar a las mafias una fuente de ingresos altamente vulnerable.Así es como lo hacen: las detienen (metiéndolas a un camión cual sardinas en lata), las retienen dos días en la Estación Migratoria (ahí donde sólo sirven “puro hueso de pollo” y el suelo está tan fresquito), y las deportan a su país de origen, o al país del que dicen ser, dependiendo de la imaginación de las chicas. A los dos días estarán de vuelta, buenas son ellas; pero entretanto, agentes de migración, policías de todo pelo, polleros, hasta conductores de autobús…todos, habrán aprovechado la ocasión para extorsionarlas, en moneda o en especie.¿Por qué tanta la rabia? Porque me fastidia que siempre tengan que ser ellas las que paguen el pato, las trabajadoras sexuales. Porque Tapachula está llena de migrantes indocumentados/as muy fácilmente localizables.
Las trabajadoras domésticas guatemaltecas que cada domingo se reúnen en el parque Miguel Hidalgo, a la espera de que lleguen las patronas a contratarlas para la semana. Los/as trabajadores/as agrícolas que cada día transportan los patrones en sus camiones (también cual sardinas en lata) a sus grandiosas fincas plataneras o cafetaleras. A éstos/as no llegan los operativos; porque seguro que patronas y patrones se habrán encargado muy bien de que no lo hagan. Basta una buena cantidad de “lana”, y ojos que no ven…Eso por el lado materialista; luego está el ideológico. ¡Son PUTAS! Los cuerpos de seguridad deben cumplir con la misión moralizante que les exigen otros cuerpos de poder, o incluso la ciudadanía de a pie, que también es cristiana y patriarcal. Esos mismos cuerpos de seguridad que tantas y tantas veces disfrutan de los servicios sexuales de estas chicas (ellas me lo han contado). Pinches uniformados que no tienen dónde caerse muertos por los miserables salarios que cobran, pero que saben sacarle partido al estatus que les proporciona el uniforme. Los odio.
Suerte que Ricardo y Elodie, entre ahora sí y ahora no, llevan un tiempo haciendo vida cuasi-conyugal; por lo que, ante la llamada desesperada de Rosa, pude sacarlo de la habitación de al lado y rogarle que hiciera algo. Y lo hizo; despeinado y en calzones, este magnífico abogado de derechos humanos llamó al jefe de la Estación Migratoria, y consiguió que en unas horas mi querida amiga volviese con sus hijos/as.Suerte que su FM3 (documento de estancia legal para migrantes) está a punto de salir, y suerte que no la pillaron en el cuarto, sino en la recepción, saliendo ya del trabajo. Otras compañeras no han tenido la misma suerte, porque no han tenido a nadie que las apoye. Eso es lo que falta aquí, gente con poder; pero poder del bueno, del que sirve para que el poder indeseable no se salga siempre con la suya.
GABI (Vayas donde vayas, la ciudad va contigo...)
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