Los procesos de empobrecimiento suelen ser diferentes para hombres y para mujeres, así por ejemplo “la movilidad intergeneracional de los hombres es por la posición socioprofesional, y la movilidad de las mujeres por matrimonio, lo que mantiene y encierra a los hombres en la esfera de la producción y a las mujeres en la esfera de la familia”[1] A lo largo de la historia la pobreza de las mujeres ha sido socialmente invisible, es decir, ha sido una pobreza que ha estado oculta, debido entre otras cosas a “el uso de la unidad colectiva de análisis (familia, hogar, unidad fiscal, etc.) y a la medida unidimensional de la pobreza por los ingresos”[2] Hoy en día estos dos aspectos se han empezado a tener en cuenta para los estudios sobre pobreza desde la perspectiva de género, el uso de la unidad familiar mantenía ocultas a las mujeres bajo este sistema regido por el sistema patriarcal, en el que a menudo las mujeres se encuentran en situación de pobreza y los hombres no, o en el que la pobreza de las mujeres es superior a la del marido.
En el seno de la pobreza, las mujeres siempre han sido y son las que en mayor desventaja se encuentran, esto se da independientemente hablemos pobreza tradicional o nueva pobreza. “Las nuevas pobres, son aquellas mujeres que, no siendo pobres en su origen familiar, devienen pobres por diversos motivos, todos ellos debidos a la dependencia en la estructura familiar.”[3] Las mujeres se empobrecen por ser madres solteras, por rupturas afectivas (divorcio, viudedad,...), por hospitalización, emigración, etc. es decir, por que sus relaciones afectivas se han visto influidas por problemas sociales, por pérdida de trabajo del marido, etc. Al fin y al cabo por la dependencia económica existente con respecto al marido. Otra forma de dependencia es la mayor intensidad con la que viven las mujeres “las situaciones de pobreza al recibir una menor protección social”[4] Por ejemplo, la Seguridad Social, también se rige por la discriminación sexual del trabajo, ya que “los criterios de admisión están adaptados a las formas masculinas de participación en el mercado laboral, tales como el empleo regular continuado y los sueldos superiores al mínimo garantizado.”[5] En tercer lugar, por “la responsabilidad delegada (y/o asumida) por las mujeres en la gestión de recursos escasos (aumento del trabajo no remunerado)”[6], las mujeres se responsabilizan del hogar, de los/as hijos/as,... Todos estos factores y otros hacen que cada vez haya una mayor presencia de mujeres entre las/los pobres, es decir que la proporción de mujeres sobre el total de pobres vaya en aumento.
Como se puede observar con lo señalado hasta el momento, existen diversas causas que condicionan los distintos procesos de empobrecimiento y exclusión de las mujeres, según y como se pone el acento al hacer el análisis de la exclusión social, se pueden ver unos factores u otros como causas de la exclusión.
Teniendo en cuenta que la sociedad esta organizada bajo un sistema de género causante de desigualdad, podemos decir que las distintas causas de empobrecimiento están regidas por él: la discriminación laboral y salarial de las mujeres, así como la extensión de ésta a los regímenes de la seguridad social y subsidios sociales, hace que éstas tengan insuficiencia de ingresos propios, siendo ésta una de las causas de exclusión social; Unida a la insuficiencia de ingresos, la dependencia económica de las mujeres, hace que las rupturas (separación, divorcio,...) supongan la pérdida del sostén económico o también se podría decir que“El coste del divorcio es, en realidad, expresión del precio del matrimonio”[7] . Además debemos tener en cuenta que tras las separaciones, es la mujer la que normalmente se encarga de las/los hijas/os, por lo que podemos hablar de “monomarentalidad”, dentro de la cual existen diferentes situaciones, por lo que no es homogénea. El empobrecimiento de las mujeres, debido a que estas son las encargadas de los cuidados de los hijos/as, supone una feminización de la infancia por lo tanto un empobrecimiento de la infancia. A pesar de los distintos caminos de empobrecimiento podemos decir que “es el distinto lugar que las mujeres ocupan en la división sexual del trabajo con respecto a los hombres donde se encuentra la raíz de sus miserias y la explicación de la especificidad de la pobreza que les toca vivir.”[8]
Por último decir que el sistema de género establece desigualdades de construcción cultural entre hombres y mujeres, el sistema de patriarcado hace que se otorgue más poder a los varones, y dentro de éstos, la división sexual del trabajo, estructura las relaciones productivas y reproductivas, colocando a las mujeres en posición de inferioridad frente a los hombres. Por lo tanto podemos hablar de la desigualdad de género existente en todos los ámbitos y como no, también influye en los procesos de empobrecimiento y exclusión social.
En el seno de la pobreza, las mujeres siempre han sido y son las que en mayor desventaja se encuentran, esto se da independientemente hablemos pobreza tradicional o nueva pobreza. “Las nuevas pobres, son aquellas mujeres que, no siendo pobres en su origen familiar, devienen pobres por diversos motivos, todos ellos debidos a la dependencia en la estructura familiar.”[3] Las mujeres se empobrecen por ser madres solteras, por rupturas afectivas (divorcio, viudedad,...), por hospitalización, emigración, etc. es decir, por que sus relaciones afectivas se han visto influidas por problemas sociales, por pérdida de trabajo del marido, etc. Al fin y al cabo por la dependencia económica existente con respecto al marido. Otra forma de dependencia es la mayor intensidad con la que viven las mujeres “las situaciones de pobreza al recibir una menor protección social”[4] Por ejemplo, la Seguridad Social, también se rige por la discriminación sexual del trabajo, ya que “los criterios de admisión están adaptados a las formas masculinas de participación en el mercado laboral, tales como el empleo regular continuado y los sueldos superiores al mínimo garantizado.”[5] En tercer lugar, por “la responsabilidad delegada (y/o asumida) por las mujeres en la gestión de recursos escasos (aumento del trabajo no remunerado)”[6], las mujeres se responsabilizan del hogar, de los/as hijos/as,... Todos estos factores y otros hacen que cada vez haya una mayor presencia de mujeres entre las/los pobres, es decir que la proporción de mujeres sobre el total de pobres vaya en aumento.
Como se puede observar con lo señalado hasta el momento, existen diversas causas que condicionan los distintos procesos de empobrecimiento y exclusión de las mujeres, según y como se pone el acento al hacer el análisis de la exclusión social, se pueden ver unos factores u otros como causas de la exclusión.
Teniendo en cuenta que la sociedad esta organizada bajo un sistema de género causante de desigualdad, podemos decir que las distintas causas de empobrecimiento están regidas por él: la discriminación laboral y salarial de las mujeres, así como la extensión de ésta a los regímenes de la seguridad social y subsidios sociales, hace que éstas tengan insuficiencia de ingresos propios, siendo ésta una de las causas de exclusión social; Unida a la insuficiencia de ingresos, la dependencia económica de las mujeres, hace que las rupturas (separación, divorcio,...) supongan la pérdida del sostén económico o también se podría decir que“El coste del divorcio es, en realidad, expresión del precio del matrimonio”[7] . Además debemos tener en cuenta que tras las separaciones, es la mujer la que normalmente se encarga de las/los hijas/os, por lo que podemos hablar de “monomarentalidad”, dentro de la cual existen diferentes situaciones, por lo que no es homogénea. El empobrecimiento de las mujeres, debido a que estas son las encargadas de los cuidados de los hijos/as, supone una feminización de la infancia por lo tanto un empobrecimiento de la infancia. A pesar de los distintos caminos de empobrecimiento podemos decir que “es el distinto lugar que las mujeres ocupan en la división sexual del trabajo con respecto a los hombres donde se encuentra la raíz de sus miserias y la explicación de la especificidad de la pobreza que les toca vivir.”[8]
Por último decir que el sistema de género establece desigualdades de construcción cultural entre hombres y mujeres, el sistema de patriarcado hace que se otorgue más poder a los varones, y dentro de éstos, la división sexual del trabajo, estructura las relaciones productivas y reproductivas, colocando a las mujeres en posición de inferioridad frente a los hombres. Por lo tanto podemos hablar de la desigualdad de género existente en todos los ámbitos y como no, también influye en los procesos de empobrecimiento y exclusión social.
[1] Fernández, B., “Género social y procesos de empobrecimiento”, en VV.AA. Desigualdad y pobreza hoy, Madrid, Talasa, p.74. 1995
[2] Fernández, B., “Feminización de la pobreza en Europa y procesos de exclusión social”, en VV.AA. La Exclusión social. Reflexión y Acción desde el Trabajo Social, Navarra, Eunate, p.317, 1998
[3] Fernández, B., “Género social y procesos de empobrecimiento”, en VV.AA. Desigualdad y pobreza hoy, Madrid, Talasa, p.87. 1995
[4] Ibiden. p.88
[5] Tortosa, José María, “Pobreza y perspectiva de género”. Barcelona, Icaria, p.101, 2001
[6] Fernández, B., “Feminización de la pobreza en Europa y procesos de exclusión social”, en VV.AA. La Exclusión social. Reflexión y Acción desde el Trabajo Social, Navarra, Eunate, p.316, 1998
[7] Ibiden. p.320
[8] Ibiden. p.321
1 comentario:
Los divorcios empobrecen a las mujeres y también a los hombres.
Saludos.
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