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miércoles, 9 de abril de 2008

Necesidadesd e la Infancia y protección infantil

Las necesidades de la infancia dentro de la teoría del desarrollo social permiten comprender el desarrollo como resultado de la interacción entre individuo y entorno. Es necesario que un niño tenga un entorno personal y social saludable, que tenga las necesidades básicas satisfechas por el entorno, para que tenga un desarrollo adecuado. Teniendo esto en cuenta, nos podemos preguntar en qué tipo de familia, sociedad, escuela, cultura... se satisfacen mejor las necesidades de la infancia y se desarrollan mejor sus posibilidades, y en cuáles de estas se pueden ver amenazadas.

El niño es un ser indefenso nada más nacer, a través de la interacción con el entorno, de la satisfacción de sus necesidades básicas, va adquiriendo un desarrollo social y personal adecuado; también es un ser dependiente de las condiciones que le ofrece el entorno. A veces no se produce de una manera adecuada la interacción entre el niño y su entorno (familia) y produce que los niños no adquieran de manera satisfactoria la afectividad, cognición, identidad personal,...

La necesidad de vínculos afectivos la tenemos todo ser humano, pero centrándonos en la infancia podemos afirmar que el apego es uno de los factores más importantes para el desarrollo del niño, los trastornos del apego en muchas ocasiones conducen a problemas conductuales, cognitivos, afectivos, etc. Por lo tanto, podemos hablar de “los vínculos afectivos con la familia como factor protector muy importante de los riesgos en la infancia. Lo son en sí mismos en cuanto que ofrecen seguridad emocional, que es una de las necesidades básicas del niño, y lo son también porque las figuras de apego son incondicionales y están siempre accesibles y disponibles para proteger y ayudar
[1] Este, ni ningún otro pueden ser tomados como únicos factores protectores durante la infancia, ni puede garantizar la invulnerabilidad del niño ante otros factores nocivos.

Podemos hablar de distintos factores protectores y ante estos cual es el lugar de la familia, para ello me remito a la clasificación que diversos autores (Rutter, 1985; Antonovsky,1987; Werner,1989) han realizado con diversas metodologías, estos llegan a la conclusión de que existen tres grandes grupos de factores protectores:

A) Características individuales del niño heredadas como son la salud, el temperamento, la sociabilidad básica y la inteligencia, que condicionan la capacidad de adaptación en general y el sistema de relaciones de los niños con su familia y entorno. (...) Por lo tanto, la protección de la infancia no puede ser sólo una respuesta de ayuda exterior de la familia y el entorno, sino que se debe intentar hacer competente a cada niño para adaptarse y saber afrontar y superar los riesgos a los que pueda que verse sometido. (...)

B) Los vínculos afectivos con la familia en cuanto proporcionan apoyo emocional en los episodios estresantes y ayudan a buscar soluciones en los problemas. Las relaciones con los padres, los hermanos, los abuelos, los amigos, la pareja, etc. Toda la red de vínculos afectivos y sociales (...)

C) Los sistemas sociales de apoyo: la escuela, la iglesia, las asociaciones, el lugar donde se trabaja, los servicios sanitarios y sociales en general. Toda la red de relaciones sociales institucionales que permiten conocer otras personas, establecer relaciones, disfrutar el ocio, intercambiar comunicaciones sobre el sentido y significado de los sucesos humanos, apoyar y ser apoyado en caso de necesidad, (...).”
[2]

Una vez habiendo presentado a grandes rasgos las necesidades de la infancia y algunos factores que pueden proteger para que se produzca un adecuado desarrollo personal y social, vamos a pasar a la tipología de malos tratos. En primer lugar señalar que no hay nada consensuado en base a esto y que dependiendo de los distintos autores, nos podemos encontrar con diferentes clasificaciones.

Me voy a centrar en la tipología de los malos tratos desde una perspectiva ecosistémica, expuesta por Jorge Barudy en su libro “El dolor invisible de la infancia” (Pág. 35). Su tipología emana en la intersección de dos campos: el campo propio del fenómeno y el campo del observador. La primera manera de abordar el desafío de construir esta tipología consiste en distinguir las interacciones maltratadoras en activas y pasivas. Las interacciones activas se refieren a los comportamientos y discursos que implican el uso de la fuerza física, sexual y/o psicológica, que por su intensidad y frecuencia provocan daños en los niños; en este caso se hablará de maltrato activo. A diferencia de ésta, el maltrato pasivo se refiere a la omisión de intervenciones y/o de discursos necesarios para asegurar el bienestar de los niños. El maltrato pasivo corresponde a situaciones de negligencia.


MALTRATO
Visible --------------Invisible
Activo
Golpes -------------abuso sexual
------------------------Maltrato psicológico
Pasivo
Negligencia ------ Abandono

El maltrato activo y su visibilidad, dentro del maltrato activo nos podemos encontrar con la violencia física, con los abusos sexuales y con el maltrato psicológico. Cada uno de estos varía en su visibilidad, así pues una violencia física que se manifiesta con golpes, ya sean propiciados con las manos o con otros objetos (cinturones, palos, etc.), debe ser siempre visible para un observador, ya que las marcas que este maltrato deja sobre el cuerpo del niño son indicadores directos.

Los abusos sexuales corresponden a otro tipo de maltrato activo también llamado violencia sexual, en este tipo se atenta la integridad física y/o psicológica de las víctimas. La visibilidad en estos casos es más dificultosa, debido a que solo se puede detectar si ha habido penetración anal o vaginal, y aún así no siempre hay huellas físicas, por lo tanto podemos decir que solo es parcialmente visible. La detección suele realizarse a través de indicadores indirectos y sobre todo si es revelado por parte de las víctimas.

En el maltrato psicológico, el niño es agredido a través de palabras que lo humillan, lo denigran o lo rechazan, o por un ambiente relacional caracterizado por gestos insistentes que comunican confusión, aislamiento, fusión y/o corrupción. La violencia psicológica es invisible, por un lado porque es muy difícil para la victima reconocerse como tal, y por otro porque las posibilidades de detección son escasas debido a la ausencia de huellas directas sobre el cuerpo del niño.

Maltrato pasivo, negligencia o abandono, de manera deliberada, o por una actitud extraordinariamente negligente, las personas responsables de los niños no hacen nada para evitarles los sufrimientos, o no hacen lo necesario para satisfacer una o varias de sus necesidades, juzgadas como esenciales para el desarrollo de las aptitudes físicas, intelectuales y emotivas de un ser humano.

A pesar de haber dibujado tan claramente los diferentes tipos de maltrato, hay que señalar que cada uno de los tipos de maltrato no aparecen de forma aislada, sino que muchas veces aparecen acompañados unos tipos de otros; así por ejemplo la negligencia y el abandono son a la vez formas de maltrato psicológico y el abuso sexual puede ir acompañado de violencia física.



[1] “Necesidades de la infancia y protección infantil. Fundamentación teórica, clasificación y criterios educativos.” López Sanchez, Felix. Ministerio de asuntos sociales 1995. Tomo 1 Pág. 41
[2] “Necesidades de la infancia y protección infantil. Fundamentación teórica, clasificación y criterios educativos.” López Sanchez, Felix. Ministerio de asuntos sociales 1995. Tomo 1 Pág. 41-42

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo lo que se hace por los niños siempre es poco.

Saludos.

Unknown dijo...

Cierto es, hay que hacer y mucho por los niños, estas situaciones son una pasad, ya he comentado alguna vez que trabaje dos años y medio en protección de menores, maltrato intrafamiliar, y se da cada situación....