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sábado, 25 de octubre de 2008

Sedúcete para seducir "Vivir y educar las emociones" (6) Eva Bach y Pere Darder

LA FINALIDAD ÚLTIMA NO ES REGULAR

La finalidad de la educación emocional no es la de regular, si a menudo se piensa esto es porque al hablar de emociones solo se consideran en las emociones primarias o extremas.

 Uno de los objetivos de la regulación emocional es aprender a introducir una pausa para pensar la respuesta oportuna y evitar las reacciones impulsivas que pueden resultar dañinas para uno mismo o para los demás; pero esto no hay que hacerlo siempre. Sería conveniente enseñar a regular las emociones al autor de una agresión; podemos decir que en todo ser humano hay una agresividad natural, es esta la que hay que aprender a regular.

 La vivencia y la expresión emocional pueden causar malestar tanto por exceso como por defecto.




 ¿CUÁNDO CONVIENE REGULAR LAS EMOCIONES?

 Es necesario reconocer y expresar emociones para restablecer el equilibrio que las mismas alteran, pero esta expresión no se puede realizar de cualquier manera. La expresión emocional es disfuncional y puede causar problemas tanto por exceso como por defecto, para evitarlo hay que aprender a regular.

 Conviene regular las emociones cuando la reacción espontánea puede provocar conductas desadaptadas, desmesuradas o dañinas, de las que pueden derivarse problemas graves en la vida y en las relaciones. Entre la emoción y la acción hay que contemplar un espacio, que tendrá duración diferente en cada persona y que tiene por objetivo liberar la tensión emocional para facilitar a continuación la construcción de una respuesta adaptada, con la intervención conjunta de la emoción y la reflexión.

 Se entiende la emoción como un estimulo, interno o externo, que predispone o incita a la acción, y la conducta como la respuesta al estímulo. Se pueden establecer tres niveles diferentes de conducta: la primera, puede ser la conducta que da origen a la emoción(estímulo) o la que el individuo esta teniendo antes de la emoción (antes del estimulo; la segunda. Es la respuesta inmediata, no meditada, que a veces es impulsiva y perjudicial y que en otras ocasiones esta integrada a nivel neuronal. (impulsiva no es igual a inadecuada); la tercera, es una respuesta retardada, razonada. Entre el estímulo y la respuesta emocional se interpone una pausa, durante la cual se aplica alguna estrategia de regulación con la finalidad de recuperar el estado anímico habitual para realizar un valoración más serena de lo que ha pasado (sentimiento), así como para pensar las posibles respuestas y sus consecuencias. 

El sentido de la regulación emocional es prevenir los daños y las complicaciones que a veces pueden derivarse de determinadas respuestas impulsivas en las que no existe coordinación entre emoción y pensamiento.

 REGULAR NO SIGNIFICA REPRIMIR, NI PENSAR LA EMOCIÓN EN LUGAR DE SENTIRLA

 Regular las emociones no es intelectualizar lo que nos pasa, así como tampoco es reprimir. Se trata de que cada uno busque su nivel adaptativo, que será aquel que le depare mayor bienestar en su vida personal y social. 

Las emociones que pueden ser expresadas y vividas pueden convertirse en informaciones muy valiosas sobre la manera de ser y de sentir. Las emociones que no se viven ni se expresan en cambio, pueden ocasionar sensaciones imprecisas e intensas de malestar.

 La respuesta emocional debería producirse en los dominios de la regulación, consistiría en ser capaces de abrir una pausa entre el estímulo y la respuesta conductual. Esta pausa permite que aflore la parte asintáctica de lo que se esta sintiendo al lado de la analítica y reflexiva, y hace posible que se adquiera conciencia.

 Cuando una emoción de una cierta intensidad y con unas determinadas características irrumpe, se produce una tensión emocional que desencadena una tensión fisiológica. A raíz de esta tensión puede que se tengan dificultades en la coordinación emoción –razón, este es el momento de introducir la pausa; el objetivo de la misma es la aplicación de una o varias estrategias de regulación emocional, con el fin de provocar la respuesta y liberar así la tensión originada por la emoción. La aplicación de la estrategia adecuada conduce a la relajación, restaura el equilibrio alterado, y a partir de aquí  se esta en disposición de reflexionar sobre lo que ha pasado, para posteriormente construir el sentimiento y para encontrarnos en condiciones de dar una respuesta o conducta empática que favorezca la reconciliación con uno mismo y la convivencia armónica con los demás.

 Algunas de las estrategias de regulación que podemos utilizar durante la pausa para provocar la respuesta emocional son: Expresión verbal, catarsis, reestructuración cognitiva, técnicas de relajación, técnicas de expresión corporal, ejercicio físico, distracción, expresión artística, etc.

 ¿QUÉ SIGNIFICA REGULAR LAS EMOCIONES?

 Uno de los aspectos y funciones más destacables de regular las emociones es la de reconducir la vida hacia el mayor bienestar posible, induciendo a cambiar los esquemas emocionales disfuncionales que llevan hacia terrenos impracticables o hacia metas no deseadas por otros esquemas progresivamente más complejos y eficaces. Se trata de aprender hábitos nuevos de relación con uno mismo y con los demás.

 Regular las emociones significa: 1) entender la emoción como un estado cerebral que no siempre se puede vencer con la razón ni se puede superar de forma inmediata (vivir y experimentar las emociones propias); 2) tener en cuenta que el aprendizaje modifica la estructura y el funcionamiento del cerebro (el cerebro evoluciona durante toda la vida); 3)educar el cerebro para que, cuando sea necesario, interponga una pausa entre una emoción (estímulo) y la conducta que se deriva de ella (respuesta) (las emociones son lícitas, pero no todas las conductas que se derivan de ellas); 4) anticipar las posibles consecuencias de nuestras respuestas emocionales para valorar si somos capaces de asumirlas sin salir perjudicados (discernir lo que nos conviene de lo que no para salir de las situaciones que nos plantea la vida);5) crear nuevos significados, buscar una explicación racional lo más honesta y fidedigna posible que proporcione bienestar (puede ser expresándola verbalmente o mediante otro tipos de estrategias); 6) facilitar la integración lo más adaptativa, beneficiosa y integral posible de lo problemático, difícil o vulnerable (por un lado, identificar los propios puntos débiles y modificar los esquemas inservibles y, por otro lado, ensayar y entrenar nuevas respuestas).

  ¿CÓMO DEBEMOS REGULAR LAS EMOCIONES?

 Dos aspectos importantes a tener en cuenta en las distintas estrategias de regulación emocional: 1) las estrategias de regulación emocional cambian mucho en función de cada emoción, de cada momento y sobre todo de cada persona; 2) la reestructuración cognitiva, el cambio de la manera de pensar, puede ser una estrategia, pero no utilizando únicamente esta, por lo que se puede decir que cada una de ellas puede resultar eficaz si se aplican en su momento. Las emociones sólo fruto de lo que pensamos. Las estrategias de regulación emocional deben incluir estrategias que potencien la identificación, la liberación y la distensión de sensaciones fisiológicas o corporales, para llegar al cambio de la manera de pensar.

 ¿PENSAR SIEMPRE EN POSITIVO ES POSITIVO?

 Pensar en positivo incluye saber dar una orientación positiva a lo que nos rodea, por lo tanto debe incluir también el saber vivenciar y asumir los aspectos negativos de nuestra realidad.

 Pensar siempre en positivo no es positivo porque supone negar la realidad y suplantarla por fantasías, porque implica realizar un desgaste considerable de energías procurando cambiar la naturaleza de los hechos, porque los estados emocionales que están relacionados con el dolor, la frustración, la indignación, etc. normalmente no disminuyen con la modificación del pensamiento, porque la mayoría de las emociones pierden su carga dañina cuando permitirlos conocerlas y experimentarlas en nosotros mismos y porque pensar siempre en positivo puede llevarnos a pensar que somos invulnerables, cuando eso no es así.

 En determinados momentos la persona debería reclamar el derecho a sentirse desgraciada, ya que es precisamente en esa amargura donde la persona puede descubrir su fuerza transformadora y la capacidad de superación que posee. El pensamiento positivo será positivo cuando admita la debilidad del ser humano y empiece a partir de ella.

 EMOCIONES Y SALUD

 La definición de salud firmada por la OMS dice: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no la ausencia de malestar o enfermedad”. Por lo que no hay duda de que emociones y salud están interrelacionadas.

 ¿Hay emociones que nos enferman y emociones con poder curativo o preventivo?

 No se puede afirmar con rotundidad que las emociones tengan poder para enfermarnos o para curarnos. Las emociones y los síntomas físicos pueden ser vistos como desequilibradores para la persona, pero aún así su función es equilibradora. Crecemos y aprendemos a través de un proceso en que se suceden desequilibrios y equilibrios.

 Se puede responder afirmativamente a las preguntas de que las emociones no enferman y a que las emociones tienen poder preventivo y curativo, pero realizar este tipo de afirmaciones es peligroso, por lo que hay que matizarlas.

 Todas las emociones se sienten en el cuerpo, por lo que hay significados emocionales profundos que se convierten en síntomas. Emociones y síntomas son fuentes de información sobre uno mismo, cumplen una función reguladora y adaptativa si se atiende de forma integrada. Se puede decir que la enfermedad es el producto de un conjunto de factores (físicos, mentales, emocionales, ambientales, etc.) y que ninguno de estos puede ignorarse ni considerarse de forma aislada, ni todas sus causas son exógenas ni todas son endógenas; las emociones pueden considerarse factores de riesgo o factores con un determinado poder terapéutico, pero no las causas. No debemos culparnos por nuestras emociones y enfermedades; las emociones se somatizan pero tan disfuncional puede ser su expresión descontrolada como su inhibición sistemática. La postura saludable esta relacionada con el enfrentamiento y la autorregulación.

 En definitiva, una cuestión de valores

 La manera de abordar nuestras emociones y nuestros síntomas es una cuestión de valores o de principios personales. Valores y principios están muy relacionados, dependen de nuestra confianza en nosotros mismos, en los demás y en la vida, de nuestra capacidad de tolerancia a la frustración, etc.

Como con el dolor emocional, con el dolor como síntoma debemos aceptarlo y analizar que nos indica de nosotros. La enfermedad de nuestros tiempos es la enfermedad psíquica; que parece ser que está relacionada con la manera en que vive la persona, al igual que la enfermedad física.

Una pastilla y todo solucionado

Aunque algunas personas pueden necesitar ayuda farmacológica puntual, cada vez hay más indicios de que el hecho de superar una depresión por uno mismo establece y refuerza en el cerebro conexiones que antes no existían y que estimulan las sensaciones de bienestar. Los psicofármacos no pueden suplantar el crecimiento persona que debemos realizar cada uno por nuestra cuenta. Pero adoptar por una solución u otra, es al fin ya al cabo una cuestión de valores.