Hace tiempo que no escribo sobre situaciones de la CT, y es que estando trabajando en otro horario hace que la interacción con el equipo sea de otra manera. No me gusta más, de hecho lo que es el trabajo me gusta menos, ya que no llevo grupos, me dedico a preparar el tabaco, medicación y luego en tiempo libre de los muchach@s estoy con ellos, a veces jugando a diferentes cosas, y otras en cambio, charlando, ayudando a pasar algún mal momento a alguien. La cercanía con los residentes en este momento es mucho más rica que en el otro horario, pero el llevar grupos me gustaba tanto que algo siento que me falta: No obstante, estoy más tranquila porque veo menos al equipo, no me juzgan (al menos en mi presencia) y no hace que me enfade por tantas cosas; estoy estudiando psicología y veo como muchas intervenciones que se hacen son inadecuadas, a veces no se les trata como sería debido.. pero esta entrada no es para hablar de eso.
Hoy otra vez he tenido una situación con una persona del equipo, bueno tenerla no la he tenido, pero me hubiera gustado decirle algo. Es una relativamente nueva persona en mi trabajo, se llama Verónica, y es una persona que habla mal de todo el mundo con Sandra para poder ir ascendiendo ella.
El viernes a las 15:50, me pide que le haga un favor, no esta bien atada la salida de un residente, y que le llame a su terapeuta para poder atarla bien, así lo hago, mientras me esta explicando la situación su terapeuta, yo voy hablando en alto para ver si le he entendido bien (no estoy en días ahora y hay detalles que pierdo), cuando me escucha una cosa, sale a decírsela al residente, mientras yo sigo hablando con la terapeuta, y me sigue comentando la situación, y toma otra decisión, pero le digo que no podemos cambiarla porque Verónica ya ha ido a decirle al residente y que cada cinco minutos cambiar es marear a la persona, con lo cual lo dejamos como al principio.
Tras haber atado con el residente y la terapeuta como saldría el fin de semana, tenía que llamar a los familiares, que me dijeron que no les gustaba eso de atar las cosas a ultima hora. Hasta aquí todo en orden.
Hoy mi compañera, con la que hable por teléfono, me dice que Verónica en la reunión ha dicho que ella dejó todo perfectamente atado y que la que me lié fui yo, mi compañera le ha contestado, pero me he enfadado, porque va diciendo mentiras para yo no conseguir pasar a días de nuevo, como que estoy mal, que no valgo, que si patín que si patatán, y luego se sacan estas cosas de la manga, me sabe fatal,
Ante esta situación podría decir, en la próxima vez a Verónica le va a echar un cable el ·"tío Pepe" pero se que no es cierto, y además no seria adecuado porque la persona que saldría perjudicada sería, por un lado yo, por negarme a hacer algo, y en segundo lugar pero más importante, el residente.
Bueno, pues esta tarde las primeras horas, las he pasado enfadada con ganas de saltarle a la yugular, pero no lo he hecho.. no le he dicho nada, porque uno, decírselo a solas no vale para nada, y dos, porque delante de la gente no me sale, no soy de las que llaman la atención a alguien en público, así que he estado calladita, algún residente me ha dicho estas más sería, a lo que he contestado que si. Obviamente sin dar ningún tipo de explicación, simplemente que todos tenemos días buenos y días peores. Después de las primeras horas ya todo tranquilo y bien, he estado de cháchara con los residentes, volviendo la alegría a mi.
Tan solo diré que quiero seguir estudiando duro, para ver si puedo salir de ahí a una situación mejor, aunque se que eso será a la larga, y que me dará mucha pena dejar el trabajo, no puedo con el ambiente pero el trabajo en si me apasiona
Lo que he vivido esta tarde se llama IMPOTENCIA.